sábado, 4 de abril de 2009

SABER ELEGIR


En tan sólo un día, podemos escoger entre pequeños detalles, que pueden significar mucho en nuestras vidas. Cuando naces, puedes llorar, o puedes esperar a que te pegue el médico. En el primer caso, es muy probable que seas: mentiroso, manipulador, frío y calculador, por lo tanto podrías ser de mayor, el propietario de una multinacional, que explote al mundo subdesarrollado, es decir, cualquiera. En el segundo caso, si esperas a que el médico te pegue en el culo, tienes un porcentaje muy alto de padecer un comportamiento de inferioridad, respecto a los demás. Eso te perimitiría trabajar de guionista, o incluso de historiador.

Pero no sólo eso, también, a lo largo del tiempo se plantean más decisiones que permiten forjar tu futura personalidad. Un día, por ejemplo decides coger el paragüas cuando llueve y, cómo no, el paragüas se te dobla extrañamente hacia afuera, (cosa que creo que debe ser como el airbag en el coche, ya que, al notar cierto movimiento se activa), y acabas bastante mojado. Entonces piensas, en que la opción correcta habría sido ponerte el chubasquero. Ante esto, se nos presentan otras dos incógnitas ¿qué hubiera pasado en cada caso?.

La opción 1, sería la de haber cogido el paragüas. Tras suceder lo explicado con anterioridad, sientes una profunda crisis de autoestima, de manera que te autoculpas de no haber cogido el chubasquero. Ese sentimiento producirá en ti, una fuerte "hidrofobia" (miedo al agua), que hará que a partir de ese momento, vayas bastante sucio, y que la gente al verte te mire raro, (es decir, como si al mirarte sospecharan).

La opción 2, sería el haber escogido el chubasquero. Tu chubasquero es amarillo fosforito, y cuando vas por la calle, la gente te señala y se ríe de ti. Tú, tras verte reflejado en un charco, que se ha acumulado en un descampao de tierra, en el que curiosamente siempre hay agua, llueva o no, decides quitarte el chubasquero, y juras vengarte. Así que te informas, y matas al inventor del chubasquero amarillo fosforito, que en esos momentos estaba trabajando en unas botas de agua, con luces de neón. Este acto no te lleva a la cárcel, sino que, eres condecorado, y recibes un premio llamado; "el hombre que por fin se atrevió".

Pero como en tu nacimiento, fuiste pegado por tu médico para que lloraras, padeces un comportamiento de inferioridad, escribes un guión sobre lo que te ha ocurrido, y debutas como guionista.

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